El lunes asisití al acto de reconocimiento que organizó AMMPIA, (Asociación de mujeres progresistas por la igualdad de Alcobendas) a Dolores Basallo, una vecina de San Sebastian de los Reyes, que con 83 años nos dió un lección de dignidad y memoria. Nos habló de su infancia en la República, de la Guerra Civil, del exilio y de su paso por la Francia ocupada por los nazis. Fue hace muy pocas décadas, y escuchándola aún parecía más cercano, ayer mismo.
En sus palabras ni una gota de melancolía, ni una gota de rencor. Mirando atrás con naturalidad, con sentimiento si hacía falta, pero sin regodearse en el dolor ni caer en el victimismo. Con dignidad. Como cuando recordaba las palabras de su padre diciendo a toda la familia que en Francia había que dar ejemplo, porque eran españoles y esa es la imagen de su país que tenían que dar.
Pero lo que más me gustó es que con sus 83 años Dolores miraba de frente, hacia el futuro. Recordaba que hay cosas por las que merece la pena trabajar, que los derechos se conquistan todos los días, se defienden desde cada amanecer. Apostaba por la solidaridad como principal valor de una sociedad y mostraba su rechazo a la guerra que ella y su familia tanto sufrieron. A todas las guerras, las del siglo XX y las actuales, algunas invisibles en esta época donde todo se sabe.
Y por eso digo que nada da igual, no demos por hecho nuestro bienestar actual, ni demos por segura nuestra libertad de hoy. Lo que no defendemos hoy no lo disfrutaremos mañana. Los derechos y conquistas sociales de hoy no han venido por casualidad. Han llegado porque muchas personas como Dolores vivieron muchos de sus días en silencio porque pensaron que había cosas por las que merecía la pena luchar.
El mejor regalo que hoy les podemos hacer es homenajear su lección de dignidad, pero sobre todo seguir trabajando cada día por mejorar nuestra sociedad.